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lunes, 2 de septiembre de 2013

Brujeria en la Vida cotidiana


BRUJERIA EN LA VIDA COTIDIANA



Las brujas modernas no practicamos el ocultismo ni escondemos nuestras modestas
habilidades para cambiar mágicamente el cauce del destino y la suerte de las personas.
 Sabemos que somos seres normales, y que en nuestro oficio no hay nada de sobrenatural. Creemos, por el contrario, que es la propia naturaleza, la expresión perfecta de la energía cósmica, nuestra fuente de inspiración y nuestro mejor instrumento de trabajo. Conocemos también nuestras limitaciones. No podemos cambiar el mundo, ni evitar una guerra, ni revivir a un muerto. Aunque ya me gustaría a mí conocer un hechizo que trajera la paz, la tolerancia, la solidaridad y el bienestar a nuestro sufrido planeta. He dicho esto porque creo firmemente que solo es verdadera la magia positiva, luminosa, dirigida al bien y a lo mejor de nosotros mismos. Los últimos estudios de los maestros de la hechicería han comprobado el paulatino deterioro de la magia negra, dirigida a causar el mal y la destrucción. Quizá porque el mal y la destrucción se han adueñado de nuestro planeta y no necesitan de hechizos ni conjuros para provocar las tragedias y sufrimientos que acompañan a este cambio de milenio. Pero las vibraciones positivas y benéficas siguen estando aquí, en el aire que respiramos, en los objetos que nos rodean, en las personas que queremos, en nuestra casa, en la calle, en el mar y las montañas, en los días de lluvia y las mañanas de sol. Y si no podemos impedir el hambre, las guerras o las inundaciones, si podemos intentar que la magia de la luz proteja nuestras vidas y libere nuestras fuerzas dormidas, para afrontar con más ánimo y mejor suerte, el destino personal, los sentimientos, la salud, el trabajo y los problemas de la vida cotidiana.
Dice un refrán popular que no hay que creer en brujas «pero haberlas, hayas». Por supuesto que las hay. Somos quienes hemos elegido como vocación y finalidad el aprendizaje de la antigua sabiduría ancestral, de los rituales y sortilegios que nos permiten alejar las malas vibraciones y atraer aquellas que nos hacen bien, y con las que podemos hacer el bien a los demás. Muchos de esos potenciales mágicos están en todos nosotros. Esta en nuestro interior cuando llegamos al mundo, como una reserva de fuerzas que nos otorga el cosmos para afrontar los momentos y situaciones difíciles. Lo que tenemos que hacer es aprender saber extraerlas y dirigirlas, combinándolas con otras vibraciones adecuadas, en el tiempo y lugar apropiados. Si muchas personas aprenden a servirse de la magia en su vida cotidiana, las brujas profesionales y dotadas podremos dedicar nuestros hechizos a ayudar en las situaciones muy graves y complicadas, orientar a los iniciados para que utilicen mejor sus nuevas destrezas en el campo de la magia del bien y de
la luz.


MamiBruja




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